Lo más irónica de todas las reclamaciones ateas es demandar evidencia empírica de la existencia de Dios por el método científico.
Pero se pasa por alto o desapercibido que el método científico tal como se le conoce actualmente, fue desarrollado en la Europa cristiana por los hombres que creyeron que la materia debía su comportamiento racional porque así Dios había creado el universo de manera ordenada.
Si el universo es tal cual como se predica en el naturalismo, o el cientificismo entonces en el universo cognoscible solo existe un vacío estrictamente materialista, producto de colisiones aleatorias de partículas. En efecto no existiría fundamento o motivo alguno para observar el orden de la naturaleza. Entiéndase que muchos de los fundadores de las principales disciplinas científicas (como Newton, Galileo y Kepler) Eran personas fervientemente cristianos y creían la Biblia como la revelación de Dios.
También cabe recalcar que el método científico está confinado al mundo natural, por ende no corresponde a esta razonar sobre aquello que precede a las leyes físicas y a la materia.
Johannes Kepler, uno de los fundadores de la disciplina astronómica dijo una vez:
La Ciencia estaba pensando los pensamientos de Dios después de él.
El método científico moderno, no nació para contradecir a Dios
Como es sabido, el padre del método científico moderno fue introducido por primera vez por Francis Bacon. En 1620, Bacon publicó su histórica obra "Novum Organum" [Nuevo Órgano], donde formula formalmente el planteamiento de un método de investigación experimental para la ciencia (que en su tiempo se conocía como "filosofía natural). Para esto, enumera las ideas de su obra en aforismos.
Cualquier persona que hubiera leído la obra original, podrá darse cuenta que el método científico que propuso Bacon, en cierta manera, fue inspirado por su fe cristiana en diversos aspectos. Al igual que Galileo Galilei, Bacon percibe dos libros inspirados por Dios: 1) la Biblia, como Escritura inspirada divinamente, y 2) el libro de la naturaleza, que comprenden las obras que Dios formó en la creación, las cuales manifiestan el poder de Dios. Así, Bacon se sitúa en el estudio de la ciencia en el estudio de la creación de Dios. Es por esto que Bacon no estaba de acuerdo con que hubiera teólogos que delimitaran el estudio de la ciencia.
Y aprovecho para citar el contundente motivo que llevo a Banco darle un giro al método de investigación científico de su época:
LXXXIX. Por último, usted encontrará que por la simplicidad de ciertos teólogos, el acceso a cualquier filosofía, por pura que sea, está casi cerrado. Algunos tienen un temor débil de que una búsqueda más profunda en la naturaleza no transgreda los límites permitidos de la sobriedad; erróneamente arrebata y transfiere lo que se dice en santo mandamiento contra aquellos que incitan a misterios sagrados, a las cosas ocultas de la naturaleza, que no están prohibidas por ninguna prohibición
Mas esos últimos temores me huelen completamente a sabiduría carnal, como si los hombres en los recovecos y los pensamientos secretos de sus corazones dudaran y desconfiaran del imperio de la religión por sobre el de los sentidos, y así temieran que la investigación de verdad en la naturaleza pueda ser peligrosa para ellos.
Pero si el asunto verdaderamente considerado, la filosofía natural es después de la Palabra de Dios, a la vez, el medicamento más seguro contra la superstición y el nutriente sustentador para la fe, y por lo tanto, le da razón a la religión como su más fiel sierva, ya que una muestra la voluntad de Dios, y la otra su poder. Porque no cometió ningún error aquél que dijo: "Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios", acoplando así y mezclando en un vínculo indisoluble información acerca de Su voluntad y meditación acerca de Su poder."
En este sentido, Bacon propone sustancialmente que para el estudio de las obras creadas por Dios, se eliminen los prejuicios humanos que proceden de una idolatría engañosa.
De esta forma, funda la necesidad de excluir la admisión de ideas que provenían de personajes que se citaban como autoridades "infalibles" en el conocimiento: Aristóteles, Platón, la escolástica griega, entre otros, separando a la ciencia de las doctrinas aristotélicas, la mitología griega, las supersticiones, la adivinación, e incluso las teologías inquisitivas.
El método científico baconiano entonces se plantea a fin de que en la ciencia no se confié en las percepciones propias, ni de otros humanos (Jeremías 17:5), sino que sólo se debe partir de las obras que Dios ha instituido en la naturaleza. Esto se debe a que las percepciones humanas son inconstantes y contradictorias, pero las obras de Dios no lo son:
XXIII. Existe una gran diferencia entre los ídolos de la mente humana, y las Ideas divinas. Es decir, entre ciertos dogmas vanos, y las verdaderas marcas y sellos impresos establecidos en las obras de la creación, tal como se les encuentra en la naturaleza."
{1} Novun Organun cap. LXXXIX.
{2} Novun Organun cap. XXIII.
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