3 intentos naturalistas que fallaron para explicar la consciencia

3 intentos naturalistas que fallaron para explicar la consciencia

Muchos escépticos sobre todo aquellos que residen haciendo apología a sus ideales en las redes sociales todavía no logran captar o apreciar de manera objetiva lo que representa este gran problema.

Los escépticos académicos no pasan desapercibido este problema e intentan dar resolución. En este artículo enlistaré tres respuestas o al menos las más conocidas que fallaron en el intento, y su vez explicaré por qué.

La existencia y la realidad de la conciencia como lo he mencionado representan uno de los desafíos más fuertes para la filosofía naturalista metafísica. En el naturalismo, absolutamente todo debe describirse en la terminología física.

En el libro Mente y Cosmos, el filósofo ateo Thomas Nagel argumenta por que la conciencia plantea un problema bastante difícil de resolver para el naturalismo.
La conciencia es el obstáculo más evidente para un naturalismo integral que depende solo de los recursos de la ciencia física. La existencia de la conciencia parece implicar que la descripción física del universo, a pesar de su riqueza y poder explicativo, es solo una parte de la verdad, y que el orden natural es mucho menos austero de lo que sería si la física y la química representaran todo. Si tomamos este problema en serio y seguimos sus implicaciones, amenaza con desentrañar toda la imagen del mundo naturalista. Sin embargo, es muy difícil imaginar una alternativa viable (página 35).
Los naturalistas han intentado ofrecer una variedad de explicaciones para armonizar el naturalismo con la conciencia.

1º Conductismo:


Esencialmente, los conductistas reducen los atributos mentales a algún comportamiento observable. Nagel ofrece una respuesta convincente:
Es cierto que los fenómenos mentales tienen manifestaciones de comportamiento, que proporcionan nuestra evidencia principal para ellos en otras criaturas. Sin embargo, todas estas teorías parecen insuficientes como análisis de lo mental porque dejan fuera algo esencial que está más allá de los motivos observables externamente para atribuir estados mentales a otros, es decir, el aspecto de los fenómenos mentales que es evidencia de primera persona, punto de vista interno del sujeto consciente: por ejemplo, la forma en que el azúcar te gusta o la forma en que se ve el rojo o la rabia, cada una de las cuales parece ser algo más que las respuestas conductuales y las capacidades discriminatorias que explican estas experiencias. El conductismo deja de lado el estado mental interno mismo (página 38).

2º Evolución:


Desde este punto de vista, la conciencia surge del proceso de selección natural, actúa sobre mutaciones aleatorias y ofrece ventajas de supervivencia a las especies.

En The Mysterious Flame, el filósofo Colin McGinn explica por qué la evolución no explica la conciencia:
Pero en el caso de la conciencia, la explicación Darwiniana no nos dice lo que necesitamos saber, por la sencilla razón de que no está claro cómo la materia puede organizarse de manera tal que se cree un ser consciente. El problema está en las materias primas. Parece como si con la conciencia se hubiera inyectado un nuevo tipo de realidad en el universo, en lugar de simplemente una recombinación de las viejas realidades. Incluso si las mentes no mostraban ningún indicio de diseño, existiría el mismo viejo problema: ¿cómo puede la mera materia originar la conciencia? ¿Cómo la evolución convirtió el agua del tejido biológico en el vino de la conciencia?

3ª Identidad:


Este enfoque afirma que la mente y el cerebro son simplemente dos términos diferentes que se refieren a la misma realidad física.

Pero el problema con este intento es que los objetos físicos tienen propiedades diferentes a los estados mentales. Los objetos mentales no tienen extensión en el espacio, el peso o la ubicación. Y a diferencia de los estados mentales, los objetos físicos no pueden ser ni de ningún lado. Ellos simplemente son. Por lo tanto, los estados mentales no son idénticos a los estados físicos.


La conciencia como evidencia de Dios


Hay otros intentos naturalistas para explicar la conciencia, pero la realidad es que el naturalismo no tiene una forma plausible de explicar el surgimiento de las propiedades mentales.

Y, sin embargo, la existencia de la conciencia tiene sentido dentro de la cosmovisión teísta. Si Dios es un ser supremamente consciente, y él nos ha creado, entonces tiene perfecto sentido para los seres humanos ser agentes conscientes que experimenten el mundo. Dios tiene el poder y el incentivo para crear seres conscientes.

La existencia de la conciencia no prueba la existencia de Dios. Pero es una característica innegable de la realidad que se ajusta mucho más naturalmente a la cosmovisión teísta.

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